miércoles, 16 de junio de 2010

La Primera Guerra Carlista, que se extendió desde 1833 hasta1840, comenzó con un levantamiento, el 2 de Octubre, del administrador de Correos de Talavera de la Reina, que digo yo que le importaba a este buen señor el asunto. Posteriormente el apoyo a Carlos Mª Isidro de Borbón, se extendió desde el Ebro al Pirineo, en Valencia y la Mancha. La guerra civil se había desatado.
En Navarra fue destacado, al mando de las tropas carlistas, el coronel Zumalacárregui, quien demostró ser un inteligente, hábil e imprescindible comandante para su causa, consiguiendo notables éxitos ante las tropas de la Regente, evitando en todo momento el enfrentamiento en campo abierto, y haciendo uso de escaramuzas de desgaste del enemigo. Victoria tras victoria, Zumalacárregui desbarató los planes de sucesivos generales isabelinos, entre otros Espoz y Mina, hasta que el 24 de Junio de 1835, al intentar asaltar Bilbao, es herido, muriendo poco después. Para entonces la Reina Regente había conseguido el apoyo de los ingleses.
El mando carlista pasó a Fernandez Moreno, después a Eguía y después a Villareal, ¡pero ni parecidos!. De modo que la guerra se estancó sin avanzar ni hacia delante ni hacia atrás, ya que el intento de estos cabecillas de extender el frente por el resto de España, resultó un descalabro.
La Nochebuena de 1836 volvieron los Carlistas a asediar Bilbao, pero el general Espartero les atizó de firme. Las destituciones en el bando de D. Carlos se sucedieron, hasta que el obispo Abarca, algo más sesudo, y un poco hijo de...consiguió algunas pírricas victorias.
En el resto de España nunca se produjeron autenticas batallas, sino solo escaramuzas en un sistema de guerra de guerrillas.
En Mayo de 1837, el bando Carlista inicia una ofensiva en toda regla, desde Estella, pero fueron derrotados en Cataluña, Valencia y Castilla la Nueva. No obstante consiguieron alcanzar las puertas de Madrid, donde Espartero, que les estaba esperando en orden de combate, volvió a zumbarles la badana, de modo que, en Octubre, las tropas carlistas regresaron, con el rabo entre las piernas, y acosados por el ejército nacional, hacia Navarra.
Hay que aclarar que tanto descalabro, tras la muerte de Zumalacárregui, no se sustentaba solamente en la ineficacia de los mandos carlistas, sino, principalmente por las grescas e intrigas que entre las filas comandantes de esta camarilla se producían sin descanso, hasta el punto que Maroto, haciéndose con el mando de las tropas, tuvo que fusilar a varios generales de su caterva, en Febrero del 1839. Así mismo, y en esta línea de confabulaciones, asesinaron al Conde de España, Capitán General de Cataluña, al servicio de la causa carlista. El único general respetado por todos era Cabrera, y sería este general carlista el que, superado y acosado por el ejército de Espartero, cruzó la frontera con Francia, con todo su ejército, el 6 de Julio de 1840. Finalizaba la Primera Guerra civil Carlista.

Por cierto que estoy perplejo del despliegue producido en el día 16 de Junio de nuestro 2010, de banderas españolas, en ventanas, balcones, automóviles, bares, centros más o menos oficiales, y enarboladas por ciudadanos, de toda índole, por las calles, en honor a "la Roja".
Vamos a ver, ¿pero no quedamos que es la bandera franquista? ¿Pero no habíamos quedado que la bandera chipén y democrática es la tricolor, o, como sumo, la roja? Y no digamos nada de la catalana, la vasca, la de Calatayud, la de Alcázar de San Juan... y por supuesto la de la Comunidad Europea, todas, naturalmente por delante o en sustitución de la roja y gualda.
Yo no vi exteriorizar la bandera española el día del Corpus, o el de las fuerzas armadas (democráticas, digo yo, aunque con una ministra de Defensa que deplora la "puta España" ya que es de la misma opinión que el desaparecido, por fortuna, Rubianes, y además es "pacifista"...), en lugares oficiales (en todos), o en celebraciones patrias de relevancia.
Afirmo, estoy perplejo. En fin que si exportáramos imbéciles en España, no quedábamos dentro de la tierra patria ni siquiera el número mínimo de personas para montar una manifestación en las calles de Madrid el día del primero de Mayo.

No hay comentarios: