sábado, 5 de junio de 2010

No quiero dejar pasar la oportunidad de comentar que, mientras se llevaban a cabo los acontecimientos que protagonizó Rafael del Riego, y precisamente, mientras vivía la ilusión de su encumbramiento político, tuvo lugar, el 4 de Septiembre de 1821, otra conjura republicana en Cataluña (¡Como no!), como alternativa al proyecto de Riego, que quedó en agua de borrajas, pero que debemos contabilizar en nuestra secuencia de golpes de estado. En realidad, no solo duró un suspiro la proclama, sino que, inmediatamente los catalanes se unieron a una segunda revuelta monárquica, en contra del mismísimo Riego, que acaudilló el arzobispo de Creus, entre otros.
Hasta la muerte de Fernando VII, en Septiembre de 1833, todavía nos queda mucha tela que cortar.

Asimismo anotaré que el efímero éxito de Riego, forzando al rey "Deseado" a firmar la aceptación de la Constitución de Cádiz, en gran parte se la debió a la conspiración llevada a cabo en Galicia el 21 de Febrero de 1820 por el coronel Acevedo y otros oficiales, acto que fue conocido como el "Golpe de la Coruña".
En realidad la sublevación gallega formaría parte de la cadena de rebeliones militares que apoyarían a Riego en su propósito, de los que podemos extraer también el Pronunciamiento de Ocaña del conde de la Bisbal, el 1 de Marzo del mismo año . ¡A sumar!
Y tampoco olvidemos el levantamiento que protagonizaron los miembros de la Guardia Real, el 7 de Julio de 1822, atacada por el pueblo, por defender al rey, lo que provocó que los guardias cargaran contra el populacho, y una secuencia de despropósitos militares y políticos que habrían de arrastrar consigo asesinatos, el intento de disolver los batallones de la Guardia Real por parte del ejército y el Ministerio, metedura de pata del presidente en ejercicio, Martínez de la Rosa, el agrupamiento de la Guardia Real en una piña en el Campo de los Guardias, y su enfrentamiento con la milicia contraria al rey, ... Más de lo mismo, que acabaría con la entrada en España de "Los Cien Mil Hijos de San Luis".
Verdaderamente, ¡Que siglo tan entretenido! Pues esto solo es el principio.

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