jueves, 10 de junio de 2010

Habíamos quedado en que Fernando VII había muerto, a pesar de lo cual los problemas en España no habrá manera de que se calmen durante decenios y decenios. Que este calamitoso rey era un problema, generador de problemas, es innegable, pero que los españoles son unos macarras, gustosos de la bronca, el insulto, el navajazo, la dañina habladuría, y luego acudir a los funerales de las víctimas que han provocado, a dar el pésame, no tiene vuelta de hoja.
En fin que Carlos Maria Isidro de Borbón, hermano del difunto rey, años hacía que buscaba la oportunidad de liarla para calzarse la corona, y qué mejor pretexto que exhibir su indignación por ser suplantado por su sobrina, a la sazón menor de edad, como heredera de Fernando VII, ya nadie lo ignora. Y esta será la causa de la muerte de muchos españoles en el transcurso de tres guerras civiles, que agotaron gran parte del XIX, conocidas como Guerras Carlistas, cuyos periodos fueron: la primera de 1833 a 1840; la segunda de 1846 a 1849; la tercera de 1872 a 1876, con una revuelta menor, en 1860.
Isabel, hija de Fernando VII fue proclamada reina de España en 1833, tras la muerte de su padre, a pesar de que no fue coronada de manera efectiva hasta que fue considerada mayor de edad, "con 13 años", en 1843.
Desde 1833 a 1840, justo lo que duró la Primera Guerra Carlista, actuó como regente la intrigante de su mamá, y última esposa de Fernando, Maria Cristina de Borbón Dos Sicilias, y desde 1840 a 1843 sería regente el general Espartero.
En resumen que D. Carlos la montó el follón en el noreste de la península, principalmente en Vascongadas y Navarra, tierras de notable arraigo tradicionalista, en donde el clero tuvo un importante papel que representar (como siempre). Aragón vio el Cielo abierto para reivindicar "derechos forales", y Cataluña, (como siempre) también se apuntó a dar por saco, porque estos en los bautizos tienen que ser el niño.
Por cierto, y para desmitificar majaderías, es la segunda vez que los catalanes se las dan de antimonárquicos y antiespañolistas, pero apoyando a otro rey distinto para España. La primera fue cuando se opusieron a la entronización del primer Borbón, Felipe V , algo de lo que se jactan aún hoy día, pero apoyando a su oponente el archiduque Carlos de Augsburgo, y en esta ocasión rechazan a Isabel, en favor de Carlos Mª. Los catalanes siempre mostrando un curioso republicanismo.
Mañana comenzamos a relatar los sucesos.

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