domingo, 20 de junio de 2010

Con la reina incapaz de ostentar de manera efectiva la corona, pues tenía 10 años, el ruido de sables por hacerse con un interino poder, pero fundamental para dejar impresa su voluntad en el futuro gobierno de la futura monarca, es continuo.
En medio de tanta intriga política, y pronunciamientos militares un día sí y otro no, (por cierto, en Reus sería Milans del Bosch, que sería origen del levantamiento en toda Cataluña contra Espartero) el general Zurbano saca las tropas a la calle desde Barcelona. El coronel Prim marcha a Reus, su ciudad natal, donde dirige una entusiasta arenga a los nativos de la localidad. Espartero, como sabemos, acaba por marchar a Inglaterra, cuando, tanto las tropas de Prim desde Reus, como las de los ejércitos conservadores, desde Valencia, marchan, a uña de caballo sobre Madrid.
Narvaez y Prim se hacen con la situación.
Pero, una vez que el coronel hubo salido de Reus, creyendo pacificada la región de "la pela es la pela", se produce una nueva revuelta, de modo que Prim es enviado, con la autoridad de Gobernador Militar de Barcelona, a su región de origen, cargando, nada más llegar, contra los rebeldes y acabando con la subversión. Tras esta acción es nombrado general.
Hoy he relatado someramente estos acontecimientos, usando como protagonista al, ya, general Prim, porque este prestigioso y aguerrido militar, que además era muy suyo y de carácter impositivo y enérgico, indócil, tozudo e indisciplinado, por naturaleza, portará en su levita, y a través de una vida apasionante y extravagante a veces, el empuje y la iniciativa de fundamentales acontecimientos que habrán de llegar en los años sucesivos.
No sé si los lectores estarán de acuerdo conmigo, pero a medida que desgranamos la película histórica del siglo XIX en nuestra patria, España vivió en una permanente guerra civil, al menos las dos terceras partes de su vida. Y la cantidad de golpes de estado, con o sin trascendencia y efecto, ya fuera de carácter nacional o bien local, y las sublevaciones y motines, eran interminables. Lo que equivale a decir que la inestabilidad política, y sobre todo social y económica, dominaba, dramáticamente, el panorama patrio.
Aconsejo leer en la Web de la Asociación de Médicos Escritores y Artistas, ASEMEYA, mi discurso de ingreso, acerca de la sanidad e higiene en el Madrid de la segunda mitad del XIX.
Un abrazo.

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