sábado, 3 de septiembre de 2011

Seguramente todo el mundo habrá oído hablar de "La Campana de Huesca", y puede que algunas personas desconozcan el origen de esta expresión:


En el año 1134, el rey de Aragón y Navarra Alfonso I el Batallador, hijo de Sancho I, muere en el pueblo de Poletiño de la provincia de Navarra, habiendo llevado a cuestas un reinado francamente complicado, durante el cual eran continuas las luchas de expansión de sus fronteras, derrotando a los almorávides en la batalla de Cutanda, conquistando Zaragoza, con la ayuda de Guillermo IX de Aquitania, y llegando hasta Valencia, Murcia y Andalucía, en las costas malagueñas. Para su cruzada fueron de gran ayuda las órdenes militares, de modo que al morir sin descendencia es a los monjes guerreros a quienes deja la corona en su testamento. Ello crea una situación de desasosiego entre la nobleza que se niega a aceptar semejante voluntad del rey.


El hecho de que finalmente su hermano Ramiro, a la sazón obispo de Roda, ocupara el trono, no consiguió apaciguar los ánimos entre la aristocrácia que, como siempre, deseaba imponer su voluntad y manejar el cotarro, creando diferentes bandos.


Cuenta la leyenda que Ramiro "el monje" sintiéndose coaccionado e inquieto por semejante actitud pidió consejo al abad de San Ponce de Tomeras, su antiguo mentor, enviándole un mensajero cuya misión era informarse de la solución a semejante enredo. Volvió el heraldo contando que el abate condújole a un huerto donde el clérigo cortó, de las plantas de coles de Bruselas, aquellas que más sobresalian en lo alto de la mata, indicándole que aquel era el camino a seguir. Ramiro captó el mensaje, e inmediatamente reunió a los principales miembros de la nobleza e hízoles pasar de uno en uno a una sala contigua, asegurándoles que iban a presenciar una fantástica campana que sería escuchada en todo el reino, donde eran decapitados automáticamente según entraban. Aquella montaña de cabezas, cuyo badajo, situado en el centro de semejante espeluznante rimero, era la testa del revoltoso obispo de Huesca.


Naturalmente aquella "campana" resonó por todo el reino, corriéndose la voz del peligro que corrían quienes tuvieran la fatal intención de continuar enredando.


Finalmente el inequívoco rey Ramiro II de Aragón casó a su hija Petronila con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, perteneciente a la orden del Temple, uniendo de esta forma los destinos de ambos territorios en un solo reino: el de Aragón; aunque bien es verdad que ello provocó que los navarros se separaran del reino aragones para unirse a Castilla. Pero eso es otra historia que debe ampliarse en los libros.





"Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas -decía don Quijote a Sancho-, entre otras, has de hacer dos cosas: la una ser bien criado con todos..., y la otra procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de os pobres que la hambre y la carestía"


He de confesar que no he elegido el tema de "La Campana de Huesca" al azar, sino como ejemplo de método eficaz y rápido para un variado número de conflictos que en nuestra actual España nos traen de cabeza. Es el caso que, si pasamos por alto la tangana congresual, dado el poco interés del evento cortesano sobre la payasada constitucional - no olvidemos que incluso se permitieron ausentarse 29 diputados a los que pagamos un sueldo nutrido-, cuya intrascendencia, llegóa a facilitar el interés mediático exclusivamente por el esperpéntico espectáculo - en el que, como no, el chorizo de Bono tuvo que dar la nota- que protagonizó, no la inmadurez política de nuestros próceres, sino su inmadurez intelectual -por allí aparecía la estuporosa facción de Carmen Calvo-, me parece de más atrayente comentario la forma en que, a renglón del abandono del ya pecio gubernamental por parte de las ratas que habitábanlo, como se van despojando de sus caretas de demócratas y servidores de la nación y de sus ciudadanos los más despreciables de ellos. Y ahora no me refiero cuyo diploma de traidor y despreciable quedó suficientemente acreditado hace muchos años, sino de la vomitiva Chacón, que odia a la puta España y que despues de interpretar el papel, nada menos que de ministra de la defensa de la nación que aborrece y haber movido todos los hilos que pudo para llegar a presidirla ante el resto de los países -como en el caso de los nobles de la Campana de Huesca- ha optado por trabajar de criada, de maritornes para todo servicio, del independentismo más rancio, decimonónico y criminal: el catalán.


Cualquier persona con dos dedos de frente se hubiera dado cuenta de que la ínclita solo servía como fregona -al igual que tantas niñas del zapaterismo- menos el necio de Zapatero que en su vocación de hacer méritos en la logia francmasónica de Lyón, y al mismo tiempo entonar la "internacional", puño en alto, ha de pasar a la "historieta" -al TBO, no a la historia- como mucho más idiota que malo, a pesar de sus esfuerzos. ¡Que le vamos a hacer! presidente.


Más a pesar de todo, sepan todos que no tengo la más mínima intención de brindar, y mucho menos con cava, por la sentencia que "obliga" a Cataluña a hablar en castellano; por mí pueden hablar en polaco si lo desean, ni tampoco porque Pedreira haya exculpado a Bárcenas, un tipo que a mí siempre me ha parecido un macarra, con aspecto de pepito piscinas y una catadura muy poco recomendable; y es que yo, ya me conocen, hago gala de ser políticamente incorrecto, y como reflexiono no genuflexiono.

Y por seguir parafraseando a don Quijote rematemos con una su reflexión:

"Bien dices, Sancho, y será gran prudencia dejar pasar el mal influjo de las estrellas que agora corre".



Buena y serenas noches.

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