El psiquiatra y psicólogo suizo Carl Gustav Jung publica una de sus obras más importantes: "Consciente e Inconsciencia", en 1957. Colaborador de Freud, Jung se vinculó desde el comienzo a la escuela psicoanalítica, de la que se separó en 1911 por discrepancias doctrinales con Freud.
En efecto, para Jung el concepto de libido está desprovisto de connotaciones exclusivamente sexuales y se convierte en un "interés general" parecido al "élan vital" de Bergson. La psicología compleja de Jung se caracteriza por distinguir dos tipos de influencias inconscientes sobre la mente: la del inconsciente personal y la del inconsciente colectivo, especie de entidad racial en la que se acumulan las experiencias de todas las generaciones precedentes. Creó el concepto de arquetipos, que vienen a ser como las huellas de imágenes ancestrales y primitivas, comunes a toda la humanidad. Esto le llevó a realizar extensas investigaciones acerca de los simbolismos, religiones y mitos.
Angel Ganivet, en su "Idearium Español" (1897) afirmaba:
"España ha conocido todas las formas de la gloria, y desde luego hace largo tiempo disfrutamos a todo pasto de la gloria triste; vivimos en perpetua guerra civil".
Que a Urkullu le han encantado los insultos a España y sus símbolos y atributos... Pues claro. ¿Cuanto tiempo llevo yo gritando a quién quiera leerlo, en este blog, que en Vascongadas todos pertenecen a la banda asesina ETA? Todos ellos, sin distinción de si son los que aprietan los gatillos, los que colocan bombas, los que agitan el árbol o los que recogen las nueces; por acción, omisión, beneficio, cobardía o desdén, en Vascongadas todos son unos asesinos, desde las togas a las sotanas, desde los uniformes hasta las placas policiales, desde las tribunas del parlamento regional hasta las tribunas de la prensa, todos son iguales. Lo mismo que en Cataluña, los que apoyan el asesinato de españoles por las hordas vascas y nos roban a manos llenas para luego pedir ayuda ante su estrepitoso fracaso económico, social e independentista. Claro que en el supuesto de que alguno de estos delincuentes de guante blanco o de capucha negra caigan en prisión, que es mucho suponer, ya tienen preparadas por los socialistas unas mazmorras con lujos que ya los quisiera la cadena Meliá... ¡Golfos, que sois unos golfos y unos asesinos! Pero, en fin, dicho esto, sigamos a otra cosa porque nos da lo mismo, este país de ciudadanos descerebrados ni tiene solución ni tiene conciencia, que siempre se ha dicho que es una de las formalidades que separan a los seres humanos del resto de la fauna de este planeta. En efecto, el sentimiento estético para la creación artística, el razonamiento crítico, la contención de los instintos desplazados por aquello que debe ser, la asociación de las ideas y los recuerdos, la búsqueda del más allá y de la razón del ser, la anticipación de resultados por los actos a realizar, la envidia, la soberbia, la avaricia, la ética, la moral personal y la conciencia del yo individual, son los principales distintivos del Homo Sapiens. Cuando el ser humano recurre a saltarse a la torera fundamentos de estas características y se animaliza, pasa lo que pasa: que resulta más maligno que los animales. Y en este reino que se originó en la Hispania romana, la conciencia del yo individual es caro, carísimo de hallar, porque el instinto tribal y el placer por pertenecer a la secta domina sobre cualquier concepto reflexivo y ético, cualquier sentimiento cabileño aplasta el más elemental decoro u honorabilidad y cualquier pulsión racial o pandillera ensombrece la necesaria integridad o decencia. Y todas estas lacras y muchas más son tasadas en el mercado popular como méritos de alto interés y cotización siempre en alza.
Esto es cierto en España, pero no menos cierto en el resto del mundo, sino más bien una constante; una constante que no cambia con el paso de los meses, de los años o de los siglos... ni siquiera en el Vaticano, estado tan podrido como cualquier otro y donde no han aprendido que la luz que nos ilumina no viene necesariamente del cielo, sino que con bastante frecuencia de alguna grieta en la hermeticidad del muro creado para ocultar el cieno clerical, una luz que anunció, sin necesidad de alcanzar el fin de los días, que la muerte de Juan Pablo I había sido determinada por la Curia delincuente y que hoy vuelve al plano del protagonismo mediático adornada de crímenes que la púrpura creía enterrado bajo pesadas lápidas. La Santa Sede continúa tan podrida por el afán de poder y dinero como lo estaba en el pontificado del Borgia Alejandro VI, por ejemplo. Pero a pesar de todo lo que está cayendo, la gente seguirá votando a los partidos políticos asesinos, afiliándose a sindicatos y organizaciones mafiosas y sacando en procesión tantos "Lígnum Crucis" como la autoridad eclesiástica decida que componen el ensamble de una cruz de escayola.
Armando Palacio Valdés estaba convencido, y así lo dejó escrito en su "Testamento Literario" de que:
"La doctrina de la Iglesia es cosa distinta de las opiniones de los católicos".
Feliz descanso.
Angel Ganivet, en su "Idearium Español" (1897) afirmaba:
"España ha conocido todas las formas de la gloria, y desde luego hace largo tiempo disfrutamos a todo pasto de la gloria triste; vivimos en perpetua guerra civil".
Que a Urkullu le han encantado los insultos a España y sus símbolos y atributos... Pues claro. ¿Cuanto tiempo llevo yo gritando a quién quiera leerlo, en este blog, que en Vascongadas todos pertenecen a la banda asesina ETA? Todos ellos, sin distinción de si son los que aprietan los gatillos, los que colocan bombas, los que agitan el árbol o los que recogen las nueces; por acción, omisión, beneficio, cobardía o desdén, en Vascongadas todos son unos asesinos, desde las togas a las sotanas, desde los uniformes hasta las placas policiales, desde las tribunas del parlamento regional hasta las tribunas de la prensa, todos son iguales. Lo mismo que en Cataluña, los que apoyan el asesinato de españoles por las hordas vascas y nos roban a manos llenas para luego pedir ayuda ante su estrepitoso fracaso económico, social e independentista. Claro que en el supuesto de que alguno de estos delincuentes de guante blanco o de capucha negra caigan en prisión, que es mucho suponer, ya tienen preparadas por los socialistas unas mazmorras con lujos que ya los quisiera la cadena Meliá... ¡Golfos, que sois unos golfos y unos asesinos! Pero, en fin, dicho esto, sigamos a otra cosa porque nos da lo mismo, este país de ciudadanos descerebrados ni tiene solución ni tiene conciencia, que siempre se ha dicho que es una de las formalidades que separan a los seres humanos del resto de la fauna de este planeta. En efecto, el sentimiento estético para la creación artística, el razonamiento crítico, la contención de los instintos desplazados por aquello que debe ser, la asociación de las ideas y los recuerdos, la búsqueda del más allá y de la razón del ser, la anticipación de resultados por los actos a realizar, la envidia, la soberbia, la avaricia, la ética, la moral personal y la conciencia del yo individual, son los principales distintivos del Homo Sapiens. Cuando el ser humano recurre a saltarse a la torera fundamentos de estas características y se animaliza, pasa lo que pasa: que resulta más maligno que los animales. Y en este reino que se originó en la Hispania romana, la conciencia del yo individual es caro, carísimo de hallar, porque el instinto tribal y el placer por pertenecer a la secta domina sobre cualquier concepto reflexivo y ético, cualquier sentimiento cabileño aplasta el más elemental decoro u honorabilidad y cualquier pulsión racial o pandillera ensombrece la necesaria integridad o decencia. Y todas estas lacras y muchas más son tasadas en el mercado popular como méritos de alto interés y cotización siempre en alza.
Esto es cierto en España, pero no menos cierto en el resto del mundo, sino más bien una constante; una constante que no cambia con el paso de los meses, de los años o de los siglos... ni siquiera en el Vaticano, estado tan podrido como cualquier otro y donde no han aprendido que la luz que nos ilumina no viene necesariamente del cielo, sino que con bastante frecuencia de alguna grieta en la hermeticidad del muro creado para ocultar el cieno clerical, una luz que anunció, sin necesidad de alcanzar el fin de los días, que la muerte de Juan Pablo I había sido determinada por la Curia delincuente y que hoy vuelve al plano del protagonismo mediático adornada de crímenes que la púrpura creía enterrado bajo pesadas lápidas. La Santa Sede continúa tan podrida por el afán de poder y dinero como lo estaba en el pontificado del Borgia Alejandro VI, por ejemplo. Pero a pesar de todo lo que está cayendo, la gente seguirá votando a los partidos políticos asesinos, afiliándose a sindicatos y organizaciones mafiosas y sacando en procesión tantos "Lígnum Crucis" como la autoridad eclesiástica decida que componen el ensamble de una cruz de escayola.
Armando Palacio Valdés estaba convencido, y así lo dejó escrito en su "Testamento Literario" de que:
"La doctrina de la Iglesia es cosa distinta de las opiniones de los católicos".
Feliz descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario