El 15 de Julio de 1834, un decreto pone fin definitivamente a la existencia del Tribunal de la Inquisición en España. La institución eclesiástica, encargada de conservar la pureza de la fe, atormentando o quemando vivo a quien prevaricase contra la religión había entrado en franca decadencia desde inicios del siglo XVIII, y era más utilizada como instrumento político que religioso. Por ello diversos políticos intentan acabar con ella, pero toparon con la oposición de la Iglesia. Trás ser abolida, timidamente, por la Cortes de Cádiz, Fernando VII procedió a su restablecimiento por el buen servicio que esta le prestaba contra los liberales. De nuevo prohibida durante el Trienio Constitucional, el mismo monarca vuelve a restablecerla en 1824 aunque sin utilizar sus servicios, lo que provocó que los apostólicos la incluyesen dentro de sus demandas. Por fin, el citado decreto acaba de una vez por todas con tal instrumento, que se hizo odioso por su utilización contra los ilustrados primero y luego contra los liberales.
Joaquín María Bartrina versificaba de esta manera:
"El hombre al hombre olvida,
si le es indiferente, cuando muere,
y si le debe algún favor, en vida".
Bueno, bueno, bueno, no puedo marcharme de vacaciones y dejar sin vigilancia a nuestra adorada política, que luego pasa lo que pasa. Quien iba a pensar que Rajoy tan callado él, tan reflexivo él, tan lento (bradipsíquico) él -cómo me recuerda gobernando al tardo e indolentemente cachazudo Felipe II-, tan gallego él, que iba a ser capaz de una proeza semejante. Y es que el eslabón perdido de la UGT, intelectual, ilustrado e instruido donde los haya ( si exceptuamos a Cristina Almeida), ha divulgado a voz en grito que el Presidente del Gobierno ha "embarrancado" el buque de no sé qué historias del país; y digo yo ¿Como se las ha apañado Mariano para conducir una nave hasta un barranco para encallarla... este esfuerzo merece nuestra más entusiástico aplauso. Al margen de esta anécdota, las novedades surgen a nuestro alrededor como las efímeras (insectos Pterígotos) que a finales de Agosto pueblan el aire de los alrededores del Ebro a su desembocadura en Tortosa, totalmente despreocupados por el estatuto y el abuso del catalán, y como ellas desaparecen a las pocas horas para dar paso a otras especies de estos alados animales, para satisfacción de aves, reptiles y anfibios insectívoros.
Los apuros de la Casa Real para mantener a flote el "Bribón" (que rima con Borbón y extrañamente ni en asonante con Urdangarin) real, creo que se comentan por sí solos para oprobio y vergüenza de todos los españoles (de los que tengan vergüenza, claro), de modo que es un tema que aparcaremos para otra ocasión (no obstante me encuentro con este morlaco en primer tiempo de volapié). Algo que sí me gustaría comentar es mi admiración por el talante de Esperanza Aguirre, quien, no solo sabe lo que quiere y lo que hace, ni siquiera que hace lo que quiere, sino que tiene muy claro que es lo que deben hacer los demás, cómo y cuando. Estoy totalmente de acuerdo con la Presidenta en que las reformas hay que llevarlas a cabo de un tirón, pase lo que pase, y duela a quién duela, pero empezando a recostar donde hay carne para escalopar, porque los "funcionarios" estamos ya en los huesos y seguir rebañando no tiene caso, salvo que se sea una fiera o un carroñero buitre leonado. Porque de nuestros bolsillos, y de los de otros desgraciados, aunque indefensos, contribuyentes, no se van a obtener los casi 30.000 millones que tenemos que pagar de intereses por nuestra deuda, ni mucho menos los aproximadamente 100.000 millones a que asciende el saldo total de la obligación. Naturalmente a este paso de carreta la confianza de los mercados y de los inversores tiende a cero de manera progresiva e irrecuperable. Y menciono a los "funcionarios" porque ese envite gubernamental sobre empobrecer los ya miserables honorarios de los empleados públicos cuando enferman o se operan de algo, en vez de perseguir a los vagos, que los hay sin duda en el estamento público, empieza a presentar visos de paranoia del señor Rajoy, quien, para nada ha mencionado que vaya a retirar la subvención a los sindicatos, partidos políticos, empresarios y personas físicas o jurídicas (empresas, TV autonómicas, cineastas, sueldazos y donativos a sinvergüenzas capitalistas (esto incluye a socialistas y comunistas), mercedes y regalías a políticos retirados, EREs fraudulentos, y, ¿por qué no? la eliminación de la totalidad de las autonomías) igualmente improductivas e innecesarias para la generalidad de los habitantes de la nación (incluidos los "funcionarios"), además de obligar a todos los delincuentes y despilfarradores, por las buena o las malas, a devolver lo que se han apropiado de manera ilegal o inmoral (y digo la totalidad..., y¡ya!). Y ante todo y sobre todo, una inmediata (y hoy ya es tarde) solución, la que sea, para rescatar de la desesperación a los más de 6 millones de parados (porque sobrepasan los 6 millones) y los 2 millones de hogares sin ingreso ninguno para sobrevivir. Esta medida es prioritaria sobre todas, aunque solo sea por egoísmo, ya que una persona que trabaja cotiza a la Seguridad Social y paga IRPF. Cuantos más parados menos recaudación y, de inmediato, más impuestos y tasas, más empleados a la calle y más empresas quebradas, y más paro, y...
Calderón de la Barca advertía con su aguda fineza:
"Quien usa beneficios
con un ingrato,
lo que siembra en finezas
coge en agravios".
Feliz descanso.
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