miércoles, 12 de octubre de 2011

Villalar, como es bien sabido es un pueblo de la provincia de Valladolid, que ronda los 450 habitantes y cuyo modus vivendi, incluso hoy día, está basado en la agricultura, principalmente el cereal, y la ganadería; su industria es prácticamente inexistente. Se trata de un pueblo más de Castilla la Vieja. Pero hay un día al año en el que decenas de miles de personas se reúnen en esta villa para festejar ¿Y entonces, que tiene Villalar de especial? Pues que el 23 de Abril de 1521 las tropas realistas de Carlos I, vencen en tierras de esta localidad al ejército comunero. Es el principio del fin de la revuelta. Un día después son ajusticiados los cabecillas, y el último reducto, Toledo se rendirá seis meses después.
Las comunidades de Castilla se inician en Abril de 1520, poco antes de que las cortes de Santiago y La Coruña aprueben nuevos subsidios para Carlos I, que desea coronarse emperador de Alemania. Al conocer los subsidios la población de Segovia asesina a su representante en las cortes, y recibe la ayuda de Toledo cuando las tropas reales quieren entrar en la ciudad. Los comuneros constituyen la Junta Santa (Ávila 29 de Julio de 1520), presidida por Pedro Lasso de la Vega, que nombra a Juan Padilla capitán general de las tropas comuneras. Las tropas realistas incendian Medina del Campo, al no querer la ciudad entregar la artillería (21 de Agosto de 1520) lo que aumenta el descontento comunero, que obliga al regente, Adriano de Utrech, a buscar refugio en Medina de Rioseco. Con la artillería de Medina del Campo los comuneros toman Tordesillas, donde se halla la reina Juana la Loca. La Junta Santa declara actuar con la aprobación de la reina.
En Octubre los comuneros cometen el error de nombrar capitán general al aristócrata Pedro Girón, lo que provoca el enfado de Juan de Padilla, y su regreso a Toledo. Con Pedro Girón al frente, los comuneros pierden Tordesillas, trás lo cual el ejército comunero queda maltrecho, mientras Girón se retira y se reconcilia con la causa realista. Juan de Padilla vuelve y toma Torrelobatón (28 de Febrero de 1521); cuando los realistas marchan contra él, Padilla debe dirigirse a Villalar donde es vencido. Es el fin comunero.
El 24 de Abril de 1521 Juan de Padilla es condenado a muerte junto a Juan Bravo y Francisco Maldonado.
Las comunidades reflejan el malestar de las clases medias urbanas de Castilla, que desean poner fin al monopolio aristócrata del poder. Para más información, los libros.

En su "don Quijote", Cervantes nos alecciona:
"Con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de corsarios, y, finalmente, si por ellas no fuese las repúblicas, los reinos, las monarquías, las ciudades, los caminos de mar y tierra estarían sujetos al rigor y a la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus privilegios y de sus fuerzas".
El episodio que hemos relatado sobre la revuelta comunera, que hoy día ha sido secuestrado por las izquierdas pretendiendo equiparar los motivos de aquel lance post-medieval relaccionado con los abusos de un rey extranjero, que marchó con dinero sacado de los bolsillos españoles a base de impuestos a llevar a cabo un "capricho" personal, dejando en su ausencia de regente a otro extranjero, y la pleitesía popular a su madre la reina "encarcelada" y aislada por "loca", con la argumentación marxista actual y todos los años llenan las llanuras de Villalar con banderas rojas y republicanas, que ya me dirán que tiene que ver ( pero estos rojos se aplican la historia como les viene bien), enlazaría con los comentarios de días anteriores acerca de un ausente Renacimiento español, no tanto por el suceso histórico en sí, sino en la manera de como se desarrollaron la política cortesana y los eventos bélicos siguiendo un trazado totalmente medieval, que se prolongaría, con muy lenta evolución durante todo el reinado de los Austrias y buena parte de los Borbones, a pesar de la influencia del Barroco francés , en todos sus ámbitos, importado por Felipe V.
Ahora quiero confesar, con deleite, mi satisfacción por haber sido invitado por la unidad de la Guardia Civil de un pueblecito de Asturias a participar con ellos, el día del Pilar, de la misa, el homenaje a los caídos y un refrigerio, junto a sus familias, en el cuartel de la localidad en cuestión, que resultó una experiencia de lo más agradable. Las personas que siguen este blog saben que me defino como no creyente y distanciado a años luz (medida de longitud astronómica) de cualquier doctrina política o de cualquier otro tipo, lo cual no tiene nada que ver con la educación, la gratitud, solidaridad y apego a la comunión con un sentimiento, despreciable en estos momentos por el común de los españoles, de patriotismo hacia la nación cuya bandera roja y gualda tuve la oportunidad de jurar por tres veces, durante mi pasado universitario. Todo el que confunde la devoción a tu patria y la gratitud a aquellos que velan por nuestra seguridad, a veces viviendo en cuarteles insalubres y, con frecuencia, carentes de aquello que a muchos parece imprescindible, con el "militarismo", el fascismo y no sé cuantas porquerías más, es porque esa podredumbre anida en su cerebro y sus corazones... por ejemplo la Chacón, Rubalcaba, Zapatero, todos los de la memoria histórica, las asesinas del aborto (Aido, Pajín, Trini), los "artistas" de la ceja que se reparten los premios y la pasta que roban entre ellos porque cada vez tienen menos espectadores que paguen por verlos y escucharlos, y los individuos de diseño nacidos de probetas confeccionadas según los manuales de la secta (sindicatos, 15-M). ¡Ah! y quiero dar las gracias a los catalanes y a los vascos por qué no aparecieran sus vicarios políticos y religiosos por el desfile de Madrid, porque la alegría que la festividad, que ha ido cambiando de nombre por intereses políticos, desde el día de la raza, la hispanidad hasta la cursilería actual del día de Hispanoamérica, irradiaba para los que nos sentimos españoles no se empañó con la contemplación de habitantes de esas tierras de zombies, muertos de sensibilidad vivientes, obedientes al "maligno", que les mantiene en perpetuo y oportunista odio hacia la humanidad diferente por ignorancia o sentimiento de superioridad racial (xenofobia o nazismo, como se quiera), algo que parece vida, pero que solo es existencia.
Yo no soy dado a gritar ¡Viva España! ¡Viva la bandera! o viva cualquier otra cosa, porque creo que existen sentimientos que son íntimos y que salen cuando la necesidad lo requiere, por ejemplo si tenemos que volver a coger un fusil.
Y dicho esto recordaremos que cuando el Congreso de los EEUU (1786) buscó en las alianzas exteriores los recursos que necesitaba para defender su naciente independencia, ante todo pensó en Francia, para la que auxiliar a los americanos contra los ingleses significaba preparar un aliado y vengarse de un antiguo enemigo. Nadie mejor que Franklin, a sus 70 años, podía representar y defender en Francia la causa de América. Cuando se le participó su nombramiento, contestó con su habitual modestia, antes de partir para Francia:
"Ya soy viejo y no sirvo para nada; pero como dicen los comerciantes de paño cuando llegan al fin de la pieza: este es el último pedazo, tomadle por el precio que queráis".

Buenas noches y felicidades a las Pilares y a la Benemérita.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Valladolid en Castilla La Vieja?. Supongo que lo habrás escrito con toda la intención del mundo.
Gracias por el blog
y gracias por tus felicitaciones.