miércoles, 5 de octubre de 2011

Despues de un forzado silencio de dos jornadas, por 300 euros de razones informáticas, hoy tengo la intención de comentar algo sobre Giacomo Girolamo Casanova, hombre polifacético y una de las personalidades más polémicas y atractivas de su época. La vida de Casanova, vasto compendio de aventuras, amores y picaresca, está reflejada en su sensacional libro "Memorias", que firma como Giacomo Casanova de Seingalt. La obra, aparte de revelar intimidades de respetables damas, es un fiel reflejo de la vida cortesana en la segunda mitas del siglo XVIII.
Nacido en Venecia, Giacomo empieza muy joven a dedicarse a la picaresca, viajando de aquí para allá. De regreso a su ciudad natal es detenido bajo la acusación de francmasón. Su espectacular fuga de la cárcel y la leyenda de conquistador implacable que arrastra le convierten en invitado imprescindible de toda corte europea que se precie. Se codeó con las personalidades más relevantes de la época: Maria Antonieta, Cagliostro, Voltaire, madame de Pompadour...
La última etapa de su errática vida, después de recorrer España y Portugal, se desarrolla en Bohemia, donde su buen amigo el conde Waldstein le ofrece un trabajo de bibliotecario. Allí, apartado de la vida mundana, los duelos, los escándalos y los amoríos escribe sus memorias y muere a los 73 años el 4 de Junio de 1798 en el palacio de Dux.

Según Diderot:
"Los médicos trabajan sin cesar para la conservación de nuestra salud y los cocineros para destruirla; estos últimos tienen más seguro el éxito".
Que la sanidad española está de pena es algo que sabemos los profesionales, como que el agua de una piscina está fría lo sabe quien está sumergido en ella. El resto de los usuarios lo sospecha, habitualmente quejándose de estupideces en vez de escandalizarse por lo principal, sobre todo porque los médicos y enfermeras llevamos a cabo una silenciosa labor que, con un gran esfuerzo, suele ocultar la porquería debajo de la alfombra. Y el 80% de la deficiencia sanitaria tiene su talón de Aquiles en la nefasta política sanitaria, la diversificación de su efectividad al haber transferido las competencias a las comunidades autónomas y la tolerancia con los jefecillos de servicio, directorcillos y gerentillos, que hacen de su capa un sallo, apoyan a quien les viene en gana, trituran al profesional que no les conviene y, en definitiva, hacen lo que les dá la gana en su satrapía sin que nadie les controle. La endogamia hospitalaria es lo tradicional: un estudiante de Medicina cursa la carrera en un hospital, hace el MIR en ese hospital, la dan el cargo de adjunto interino, luego un contrato de más basura a menos basura con los años, y se jubilará en aquel hospital, sin haber intercambiado experiencias con otros equipos salvo por acudir a algún congreso a donde se va a presumir de "éxitos" y habilidades, o a pasar unos días de vacaciones con una buena jaca a escondidas de la parienta.
Pues, resulta que en medio, y a pesar de este pobre marbete, ignoro la razón, los médicos españoles están cotizadísimos en todo el mundo y, especialmente en Europa; parece ser que su formación técnica es muy buena de manera comparativa (la técnica porque de la humanística prefiero no hablar). Y resulta que el "Diario Médico", periódico diario dedicado exclusivamente a la clase médica, y de difusión en todos los centros sanitarios del país, el pasado Viernes 30 de Septiembre avisaba en portada que habrá todavía más fuga de médicos jóvenes y, principalmente de mujeres, buscando mejores condiciones laborales y profesionales; es decir, mejor trato (nuestros jefes nos tratan peor que a los trabajadores de mantenimiento), mejor remuneración para asegurarse poder crear una familia, mayor consideración social y posibilidad de una más amplia formación dentro de su especialidad. En definitiva que, los que pasamos de los 60 años estamos hasta las narices de sufrir vejaciones y no ansiamos sino la jubilación y que nos dejen en paz; los jóvenes espantados por el futuro que les espera salen pitando como liebres; y los de edad media a la pelea con el curriculum vitae, el, cada vez más improbable, ascenso en el escalafón, que aunque ocurra, nunca les van a pagar la diferencia... porque no hay dinero (a mi me debe la Comunidad de Madrid la intemerata, que ya sé que no cobraré nunca), y con las inevitables sociedades médicas que nos roban a manos llenas, pero representan la única forma de ampliar la soldada para vivir dignamente y poder llevar a sus hijos a un colegio como los de Pepiño el imputado "corruto".
Y en medio de toda esta halagüeña perspectiva, con la necia Pajín a la cabeza, los catalanes, cerrando hospitales, ambulatorios, no pagando a los profesionales... y cuando estos protestan, amenazan con echar a la calle a 1.500 de ellos. Que a los de la barretina se les ha ido el tarro no cabe la menor duda, aunque consigan meter en la cárcel a todo el que oigan hablar otra cosa que no sea catalán en las colas del paro y los comedores de caridad. Como diría un italiano: ¡porca misseria!
Ya decía Swift:
"Los mejores médicos del mundo son: el doctor Dieta, el doctor Quietud y el doctor Alegría".

Muy buenas noches

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