Pues señor, En aquellos procelosos años por los que discurría, con muchísima dificultad, la Segunda República española, donde nos encontramos detenidos en nuestra Historia de España, también, y quizá paralelamente en Europa y en el mundo tenían lugar sucesos de enorme implicación en las desgraciadas peripecias nacionales.
Es sabido que el "Titanic" era una nave a la que "Ni Dios podría hundir", o al menos eso rezaba una máxima que llevaba impresa en su superestructura. La democracia, no existe como esencia alternativa única de la vida de los ciudadanos, al igual que la salud sobre la enfermedad, o el bien sobre el mal; ya intentaron los gabachos algo similar, elevando a los altares revolucionarios a la "Diosa Razón", diosa populista, populachera y muy masona, por cuyas "venas " corría la sangre de inocentes y el odio de culpables, y que resultó ser la burda prostitución demagógica del mas honesto y librepensador movimiento intelectual en siglos: La Ilustración, que también posteriormente se adulteraría con el concepto, que ha llegado hasta nosotros, de disposición liberal, otra memez para mediocres.
La democracia, representa (según la RAE): la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. Es decir, que los administrados tengan la opción que decir algo (más bien poco con nuestro sistema) sobre la forma en que se les administra; ¡Y, ya!. Sobre este tapiz político, se han extendido, y se siguen extendiendo, mercancías de todo tipo, para ser vendidas, chalaneadas, adjudicadas, especuladas, mercadeadas, traspasadas, y alquiladas, que ríanse ustedes del "top manta". Eso sí, nunca falta alguien que afirme que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos existentes, lo cual es una falacia total, al menos en el modo en que se aplica en España, así como que la alternativa a la misma es una dictadura, otra falsedad.
Estas reflexiones, tanto respecto a España, como para el resto del mundo, desearía que a muchos ciudadanos les quedaran grabadas en la mente, porque las mentiras repetidas hasta el infinito, tienden a transformarse en verdades inamovibles.
Entonces, siguiendo con nuestro guión, en aquella Europa convulsa, inconsciente de su futuro inmediato, fratricida y en general culpable de tanta desgracia sobre sus pueblos, y con tan poco seso en sus gobernantes que fueron incapaces de calcular las consecuencias a corto y medio plazo de unos acuerdos tan patéticos como los firmados por los vencedores de la Gran Guerra, en Versalles, España, la pobre y mísera España, no podía ser una excepción. El paro (en toda Europa) en España era dramático; el campo exigía una reforma agraria inmediata, para resolver la miseria de unos vegueros muertos de hambre y sin futuro, y unos hacendados que, acartonados en la tramoya de su mundo, insolubles con el de los braceros, como el agua y el aceite, no las veían venir ni por aproximación, pero, bajo ningún concepto, la solución podía residir en la reforma soviética que acabó en millones y millones de muertos de hambre y abandono a su suerte de vasallos por "el bien del estado". La falta de mano de obra, mucha enterrada en las colonias de ultramar, o en los barrancos marroquíes, la industria apolillada y sin posibilidades de exportación, tras la Guerra Mundial (aunque al principio parezca lo contrario), el ejército atiborrado de inútiles y brillantes sables, corrupción y estraperlo de los bienes de mayor necesidad, mentalidades medievales, y (seamos claros), no ya la falta colaboración de Cataluña para facilitar la necesaria gobernabilidad del país, sino el chantaje político codicioso y dirigido exclusivamente a sus intereses independentistas, llevaron a los gobiernos republicanos a decir barbaridades y cometer atropellos que necesariamente habrían de acabar como acabaron, y que no solamente no enmendaban los garrafales errores del reinado de Alfonso XIII, sino que, a través de la violencia consentida, de los grupos anarquistas y de izquierdas, que arrastraban al populacho a un ensueño de falsa revolución, la apatía de los políticos de derechas que, con honrosas excepciones, y que acabarían costandoles la vida, miraban hacia otro lado para parecer muy católicos, y los republicanos llevaron al país a una situación aún más insostenible que la previa al año 31, principalmente debido a la desilusión de un pueblo convencido de que la república era la solución de todos sus males de los que eran culpables la Iglesia y el capitalismo, y el aprovechamiento que de este desengaño, de esta decepción, por parte de los partidos políticos y sindicatos de extrema ideología marxista-leninista, perfectamente dirigidos desde la URSS, arrancaran en el ánimo de la masa una actitud auténticamente revolucionaria a sangre, fuego y muerte, como era su deseo. Una revolución democrática y respetuosa con un estado de derecho todavía no se ha inventado.
Carlos IX de Francia, ante el atentado sufrido por el anciano almirante Coligny del que salió herido, por orden de su madre Catalina de Médicis, al considerar al militar como jefe de los hugonotes, presentó su orden para la matanza en la trágica jornada conocida como "noche de San Bartolomé" (24 de Agosto de 1572) para una espantosa carnicería en París, expresando su intención con estas palabras:
"Pues que halláis conveniente que se dé muerte al almirante, muera; pero que también mueran todos los hugonotes de Francia para que no quede ni uno solo que me lo censure; y ordenad que así se haga inmediatamente".
Pascual Sala, presidente a la sazón del Tribunal de Orden Público conocido como Constitucional, se muestra escandalizado porque considera necesario que los jueces deben tener ideología para no resultar monstruos. En primer lugar, en en seno del la susodicha institución, mal llamada tribunal, son escasos los jueces, completando la piara togaresa leguleyos de los más diversos orígenes; además yo no me considero un monstruo y no tengo ideología alguna. Claro que es cierto que este "gochu", que dicen en Asturias, preferirá también médicos con ideología que se dediquen a matar fetos o pacientes, pues de la misma cuerda de este pollo es Montes. En fin que para ser juez es necesario saber de derecho, que es algo de lo que sabe cualquiera aunque no use toga, así como tener sentido común, sensibilidad y honradez, y estas tres últimas condiciones escasean de tal modo que... ¡que se vaya a hacer puñetas!
No obstante me intriga la necesidad, casi genética, de resultar impeditivo para ser de izquierdas, el no enarbolar la violencia en cualquiera de sus formas, contra cualquiera que les lleve la contraria o simplemente resulte sospechoso de no-rojerío. De hecho existen una serie de iconos, que se dice ahora en informática, que resultan irreparablemente enemigos de la hez marxista-estalinista, como son la edad (haber sobrevivido a la posguerra y no quejarse del pasado), la religión (ojo, solo la católica), la corbata, la afición a los toros, el tener caspa, reconocer que no se vota a la izquierda o llevarles la contraria, no tutear a las personas de edad, tener un doctorado en ciencias, no decir "tío" o "no jodas" todo el rato durante una conversación, haber hecho la mili y estar orgulloso de ello,... En todos estos casos, y en algunos más, estas condenado al escupitajo, el insulto (véase al subnormal de Peces Barba) y acoso en el trabajo (todos los días); la lapidación (el otro día en las iglesias), arder por los cuatro costados (tambien las iglesias o las sedes de otros partidos), el apaleamiento (los sindicatos si te empeñas en trabajar cuando a ellos no les da la gana que lo hagas) y en última instancia el paseillo (Gal) o la muerte por bomba (11-M). En estos argumentos se basan las estrategias de las izquierdas masónicas o no, mucho más exacerbadas y rabiosas después de la caída del muro de Berlín.
A semejantes "razones" no he añadido la costumbre de mentir, pues ello no es exclusivo de la izquierda, aunque sí imprescindible para un político, que lo llevará adelante con más o menos arte según su meollo intelectual; así, no se puede comparar Zapatero diciendo que él no ha hecho recortes en el estado de bienestar ni las políticas sociales, algo fruto de una enajenación mental grave, porque es que se lo cree, con Rubalcaba muleteando, con esa gracia y señorío que Dios le ha dado, al miura del chivatazo, sin echar la pata atrás, sin enmendar la postura y con un perfecto conocimiento de los terrenos y las distancias. Ni tampoco pueden valorarse igual las sesudas diatribas de Sebastián con sus bombillas, Pepiño con su 110 Km./h, la morritos Pajín y Aido asesinas de no nacidos, Castro, Tomás Gómez o Valeriano, por decir algunos personaje que no rebuznan porque tienen por costumbre, dada su facilidad para los idiomas, alternarlo con graznar, gamitar, gruñir, arruar, rebudiar o guañir, comparado con las sentencias, resoluciones y alivios de Chaves (con s), de Salgado, los "intelectuales" de la ceja, la "patriota" Chacón "Gadafi-exterminator", la "bien paga" Trini o la mejor "paga" Mª Emilia Casas... es un decir, porque ¿que se puede pedir a un país en que existe una asociación de ateos que hacen procesiones anticatólicas? Claro que seguramente recibirán una subvención. Esto es una grillera, con más de 5 millones de "callados" pero que defienden "los colores" de su equipo de fútbol a muerte, iletrados, sicarios y pensionados. Un país que está al borde del precipicio y le va a regalar a Grecia otros 5 millones de euros (por eso Zapatero no ha viajado a Oslo para no encontrarse con Papandreu, también socialista, no vaya a ser que le pida más pasta) para que parezca que nos sobra.
La verdad es que la situación en Grecia es como para tomársela en serio: la crisis en sí (economía hundida, paro por las nubes y empresas arruinadas), las revueltas callejeras y huelgas de servicios fundamentales y la evacuación de depósitos bancarios en masa, el típico pánico, de las familias para meterlo en el calcetín o invertirlo en Alemania (donde los bancos ya tienen carteles que rezan: "se habla griego"), por miedo al corralito, si han de abandonar el euro han arruinado una nación, que también creyó que la república y el socialismo eran la solución más progresista (derivado de progreso) y que ya se han cargado su principal ingreso económico: el turismo. Históricamente este tipo de tribulaciones en Europa han conducido a guerras continentales... en esta ocasión ¿quien sabe?
No obstante Victor Hugo se expresaba de esta manera:
"Las brutalidades del progreso se llaman revoluciones. Pero cuando han concluido se reconoce que el género humano ha sido maltratado, pero ha marchado ".
Buenas noches.
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