lunes, 25 de enero de 2021

 Bien, queridos lectores ya hemos conocido a la doctora Li Meng Yan y sus cosas, en la entrega anterior, como se decía en los años 50 que ya no volverán, en las radionovelas, una mujer eminente en el mundo de la virología, pero excesivamente lenguaraz para el gusto de los paladines, de los caudillos de la <<democrática>> república popular de China, los cuales no sólo se esmeran en dejarte claro lo que debes pensar y lo que debes decir, sino que como te saltes estas normas, desapareces del mundo de los vivos en un satiamén, vamos lo mismo que ocurriría en España, si Europa o un señor muy serio y patriótico  no interviene, el día que los comunistas de Iglesias secuestren unas cuantas parcelas de poder más de las ya conseguidas hasta el momento.

En fin, a lo nuestro. A raíz de todo lo relatado en la anterior revisión de las revelaciones de la doctora Yan ya vamos conociendo a uno de los miembro de la familia de los coronavirus, Pero nuestro actual enemigo no es el único virus que pertenece a la susodicha familia de coronavirus, todos ellos en definitiva unas partículas infecciosas minúsculas e impotentes ya que no se pueden reproducir si no es gracias a células animales o vegetales que le aporten sus herramientas, lo que las destruye sin remisión. 

Ya hemos comentado al respecto que no está claro si son seres vivos o no, yo opino que no lo son, y que infectan a distintos vegetales como a la planta del tabaco, a los animales e incluso al hombre. Y ahora vamos a conocer al resto de la familia monster empezando por los más habituales ocupas en nuestros hogares: los virus del resfriado común (escribo ocupas con c porque me da la gana; mi idioma es el español) :

Estos virus son conocidos por los científicos como HCOV en sus variedades 229E, OC43, NL63 y HKU. Todos ellos nos acompañan todos los inviernos desde que el hombre es hombre, es decir desde que somos <<Homo>>  No creo que sea necesario exponer los síntomas que padece un enfermo que se ha resfriado, experiencia que hemos padecido todos en multitud de ocasiones, pero vamos a describirlos someramente: 

Lo más habitual es la rinitis o congestión nasal, la tos seca al principio y posteriormente la faringo-laringítis y ocasionalmente bronquitis; debemos añadir, sobre todo en niños la otitis y de manera ocasional la diarrea y los vómitos. Solo en casos muy excepcionales se desarrollaría un cuadro de neumonía y meningitis; a mi, que desde niño he sido un catarroso impenitente, de 3 o 4 episodios anuales, estas complicaciones nunca me han ocurrido.

Este proceso del resfriado puede confundirse frecuentemente con el de la gripe, que  es provocado por otro coronavirus ancestral diferente, del cual existen diversas variantes, siendo las más comunes el virus H1N1 y el H3N2

Los griposos suelen enfermar de manera más severa con fiebre muy alta, algo que en el resfriado es muy raro, tos seca, rinitis, diarreas y vómitos de manera más frecuente, y notable malestar con dolores por todo el cuerpo (mialgias y artralgias), cansancio tremendo, dolores de cabeza, fotofobia o desagrado por la luz directa y habitualmente sensación de fatiga respiratoria, y, cómo no, dolor torácico debido a la fatiga muscular diafragmática e intercostal debida a tanta tos. 

Es sabido que todos los años fallecen varios miles de personas por causa de la gripe, razón por la cual se aconseja vacunarse al principio del otoño, ya que las víctimas suelen ser personas ancianas, con sus correspondientes achaques previos, o aquellos que padecen enfermedades cardio-respiratorias, metabólicas como la diabetes, infecciones e hipertensión. Pero la gran mayoría de afectados de gripe  terminan el proceso aguantando una enorme paliza, pérdida de peso y alguna tosecilla residual y expectorante que dura más o menos tiempo. No obstante los coronavirus productores de la gripe son considerados unos enemigos a ser tenidos en cuenta.

Ahora llega el momento de recordar el encuentro del ser humano con otros coronavirus en los últimos años, desde principio de siglo: 

En el año 2002 y 2003 se desató en el sureste de China unos sucesivos episodios de neumonías agudas, que cuando no se sabe su origen se habla de neumonía atípica, (algo que ocurrió en España con la criminal manipulación del aceite de colza, cuando también se hablaba de neumonía atípica, pero esa es otra triste y ocultada historia a tratar en otro momento)  Aquellas afecciones rápidamente  se hicieron más numerosas y fueron extendiéndose por todo el lejano oriente desde la región de Cantón y más tarde a otros países del mundo infectando un total de 8.422 personas y causando la muerte de 916 infectados en total, aunque, como es natural, la mayoría lo fueron en Hong Kong, Singapur, Taiwan, Corea, Filipinas, Vietnam y por supuesto China.  Su escasa incidencia patológica lo demuestran que en EEUU se registraron 105 probables casos y en Francia 5 afectados únicamente, alcanzando un pico máximo mundial de 140 enfermos mundiales.

Todos estos virus se conocen como zoonóticos, es decir que se conservan en el interior de animales que luego infectan a los hombres (perdón Montero, y mujeres) y respiratorios, pues esta es la vía más habitual de contagio. Ahora tomen nota de los casos que acabo de relatar. 

Por supuesto no creo que nadie pueda recordar en aquel principio de este siglo ninguna referencia oficial ni mediática al virus SARS-Cov cuyos pacientes en España quedaron clasificados como "neumonias atípicas" y difuminados entre los varios miles de fallecidos por la gripe estacional.      

Entiendo que este relato resulta un auténtico rollo, pero es necesario para luego establecer comparaciones interesantes.

Pues señor, posteriormente, hacia 2012 tiene lugar en Oriente Medio, principalmente en Arabia Saudí un nuevo brote de coronavirus causante de otro síndrome respiratorio agudo severo de las mismas características del anterior pero que en este caso se clasificó como MERS-Cov, habiéndose identificado el mamífero transmisor en el dromedario. Es raro, ¿verdad? En un dromedario. Eso mismo pensé yo. Pues bien de este síndrome se comunicaron 2.468 casos en el mundo con una cifra de fallecidos de 851 en todo el orbe, y naturalmente con un índice más agresivo en su zona de origen en medio Oriente. Tampoco de este creo que la ciudadanía española tuviera noticias preocupantes... una gripe más.

Hago notar que entre las infecciones por coronavirus ocurridas entre 2002 y 2013 tuvieron, aproximadamente una incidencia sumada de ambas infecciones a nivel mundial de 10.890 casos infectados y 1.767 fallecidos, a todas luces muy por detrás de las infecciones y muertos por la gripe estacional en el planeta.

En cuanto a la clínica de ambos procesos fue muy similar: fiebre, tos seca, en casos graves con sangre, dificultad para respirar debido a la neumonía que se solía desarrollar (como en todas las neumonías), diarrea y vómitos. Además algo caracterizaba a estos dos episodios y era la dificultad que se identificó de que se produjera transmisión y  contagio entre los hombres (y mujeres), y quizás por eso la incidencia de casos fue tan pobre. 

Bueno pues ahora nos toca referirirnos a  nuestro preferido coronavirus al SARS-Cov-2, pero esto ya lo dejaré para el siguiente artículo, o entrega de este apasionante relato.              

Por cierto, imagino que todos los lectores saben ya que yo soy médico, doctorado por la cátedra de Medicina de la Historia y Medicina de la Ciencia, a pesar de que he ejercido principalmente en Traumatología y Cirugía Ortopédica..


                

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