Ya hemos esbozado algunos pormenores de la Primera Guerra Mundial, y tras docenas de combates con gran participación de la artillería, de una aviación cada vez más protagonista, de los morteros, que inventaron y utilizaron los alemanes, por primera vez, en Octubre, y sobre todo, de la infeliz, pero heroica infantería, hemos resaltado dos de gran trascendencia en el devenir de los acontecimientos: La batalla del Maine y la batalla de Ypres (la primera de las tres que tuvieron lugar).
Y de esta forma hemos entrado en el primer invierno, tras un otoño de lluvias pertinaces, que condujo a la inmovilización de los ejércitos combatientes, que empeñarían todos sus esfuerzos en cavar trincheras, y con ello inaugurar la segunda fase de la Gran Guerra, la más duradera y terrible. Por cierto, el 1 de Noviembre se produce una gran batalla naval entre las escuadras inglesa y alemana, en aguas de Chile, con aplastante victoria de la armada germana,aunque un mes después, la británica se toma una generosa revancha, hundiendo varios buques alemanes en la batalla de las Malvinas.
Por otro lado los combates entre rusos y turcos comienzan a tener lugar en el territorio otomano de Armenia con ventaja turca, que por cierto, hacía semanas que se habían quejado que los armenios, a los que proporcionaban armas para luchar a su lado, desertaban con ellas a las montañas.
También tiene lugar el bombardeo por aire y desde barcos de guerra, de las ciudades costeras del Reino Unido, con importante compromiso para la población civil.
En Noviembre de 1914, tras un prolongado cerco de Belgrado por las fuerzas austro-húngaras, la capital serbia cae en su poder. Pero, a final de año, los balcánicos, con armamento nuevo, enviado por los franceses, contraatacan, y los austriacos, tienen que replegarse, no ya de Belgrado, sino de toda Serbia.
Los japoneses acaban por tomar la base alemana de Tsingtao. A finales de Noviembre, el 9º ejército alemán, carga contra los rusos, en el centro de sus defensas, tratando de abrir una cuña que separe sus unidades en dos, y poder derrotarlos por separado. Finalmente, y tras 15 días de vigorosos combates, en medio de continuas nevadas y un intenso frío, los germanos sufren 35.000 bajas, por 110.000 de los rusos, quienes, además, pierden 16.000 prisioneros y más de 60 piezas de artillería, pudiendo salvar con ello el centro industrial alemán de Silesia, que los austriacos no pudieron defender.
Cada vez está más claro que los alemanes no pueden estar en todas partes y que el ejército austro-húngaro está mandado por un puñado de fantoches aristócratas, de brillantes botas, medallero pectoral deslumbrante, que nunca habían merecido, y plumeros en sus cascos, de quienes no pueden fiarse lo más mínimo. De momento, en este frente oriental, las bajas sufridas por los alemanes, ascienden a 275.000 soldados (lo cual no contabiliza los muertos en Bélgica y Francia), los rusos se aproximan a los dos millones, los austro-húngaros 1.225.000, entre sus dos frentes, norte y sur, y los serbios 170.000. ¡Y eso en solo 6 meses!.
También se encuentra estancada la lucha entre rusos y turcos en Armenia y el Cáucaso, sin que pueda decidirse un vencedor por el momento. Llega la Navidad, aquella ansiada Navidad en que todo habría acabado, y la mayoría de los soldados, la pasarían con sus familias en casa. Pero la pesadilla no ha hecho más que empezar. En los campos de la Europa central ya no hay árboles, ni hierba, ni granjas, ni esperanzas. Todo es un yermo enfangado y herido de grandes hoyos fabricados por los obuses, y maniatado por interminable alambrada de espino.
Balmes publicó un articulo en el que incluía esta frase:
¡Ay de los pueblos gobernados por un poder que ha de pensar en la conservación propia!
No me digan que no es divertido ver a los socialistas (y comunistas allí donde estan asociados para el trinque) quemando documentos por camiones antes de que llegue "la derecha" y les descubra el chanchullo, algo, por cierto, que a los votantes de esos partidos, y a los piojosos de la Puerta del Sol, les importa un pepino porque están convencidos de que Rajoy va a pasar página. No he podido evitar que me recuerden a los nazis, en la película de "Arde París" quemando, igualmente los documentos inculpatorios antes de que lleguen los aliados, el 14 de Junio de 1940. Afortunadamente, el general que mandaba las tropas de invasión alemanas von Choltitz, con una sensibilidad muy superior a la progresía ibérica, no obedeció la orden de Hitler de dinamitar los principales monumentos de París... de destruir París, vamos, algo que los socialistas y masones de Zapatero a los que se unen las viejas glorias del felipismo, no han perdonado en España, a la que han destruído en su totalidad, y siguen en ello, para dejar un erial yermo y baldío inservible para ser restaurado.
Y una de las múltiples minas encargada de hacer volar en mil pedazos (o al menos en diecisiete) el estado español fue el Estatuto de Cataluña, el consentido y apoyado despilfarro económico que ha hundido en un pozo negro aquella región y la imposibilidad de que cualquier español llegue a cruzar las fronteras del länder catalán y de ser tratado como un ciudadano español. ¡Menos al rey! que, a pesar de que le queman en fotos (de momento solo en fotos) y le han insultado (al Borbón, dicen) por activa y pasiva, se va a hacer rehabilitación a Cataluña, donde mora una de sus hijas, porque se conoce que en Madrid no ha encontrado quién le rehabilite la rodilla operada. Y no se ofenda Majestad, que no es que me preocupe vuestra salud, algo que ya sé que os enfada mucho. ¿Que tendrán los enemigos de la monarquía, de la nación española, y de su ejército, que a nuestro rey le ponen? Ignoro que es lo que, concretamente, el colectivo de piojosos, viciosos y delincuentes, herederos del "pacifismo" marxista estalinista guarrista, de la Puerta del Sol, le inspiran al Jefe del Estado, así mismo, si acaso compasión, como a Gallardón... sí, al alcalde, que ignora la miseria humana que acampa delante de la sede de la Comunidad de Madrid, mientras a los tenderos chinos multa con un cuarto de millón de euros.
Alfonso XIII, un buen hombre, pero un mal estadista, que equivocaba la generosidad y la indulgencia con el descuido, le negligencia y la omisión del deber de un Jefe de Estado, por duro que resultara, y el patriotismo con la irreflexión atolondrada, dijo en cierta ocasión:
"Amo tanto a mi patria, que si en España fuese necesaria la república, y se proclamase, yo le ofrecería mi espada de soldado". No será este el sentir de su nieto.
Y otro rey Alfonso, Alfonso X el Sabio, en "Las Partidas,II" envía un sabroso consejo a Rajoy:
"Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores".
Buenas noches.
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