En buena medida, todas las características de la sociedad romana giraban, en el año 100 adC., en torno a una institución sólidamente asentada en las costumbres y muy pocas veces sometida a una crítica de carácter ético: la esclavitud. La utilización de esclavos data en Roma de épocas muy tempranas; era ya habitual en el siglo IV, y aparece así legislada en las Doce Tablas, la recopilación que reune el más antiguo derecho consuetudinario romano. Pero la afluencia masiva de esclavos al territorio imperial data del siglo III adC., como resultado de las victoriosas guerras de conquista: los soldados enemigos que caían prisioneros, e incluso los ciudadanos de los pueblos derrotados eran sometidos a servidumbre y enviados a Roma. Las consecuencias políticas, económicas y sociales de este fenómeno fueron profundas y perdurables. Por una parte, la abundancia de mano de obra barata que proporcionaban los esclavos arruinó a los pequeños agricultores y contribuyó a concentrar la propiedad agraria; las parcelas familiares no podían competir co los latifundios cultivados por ejércitos de esclavos, hecho que se mostró especialmente evidente en el sur de Italia. Pero mochos africanos, asiáticos y griegos ilustrados, convertidos en siervos a cargo de la educación de los jóvenes patricios, ejercieron una honda influencia cultural. Su alto número propició que los siervos protagonizaran numerosas sublevaciones, entre ellas la de Etrúria, en 185, y la de Sicilia, en 131; la más importante fue la dirigida por Espartaco, en 78 adC. Se calcula que, en esa época, vivían en Roma unos 400.000 esclavos. Por razones sobre todo económicas, ya en los primeros años de la era cristiana, los latifundistas multiplicaron las manumisiones y numerosos esclavos pudieron adoptar la ciudadanía romana; en no pocos caso, los libertos, que seguían vinculados al paterfamilias, alcanzaron una gran influencia. Durante la etapa final de la república, esta maniobra alcanzó proporciones alarmante y obligó a Augusto a prohibir las manumisiones colectivas, que muchos terratenientes consignaban en sus testamentos. Tiberio, por su parte, prohibió liberar siervos menores de 30 años y declaró nulas las manumisiones que no se hubieran realizado con las formalidades que exigían las leyes. Solo cuando concluyeron las conquistas, los esclavos volvieron a convertirse en bienes preciados.
Decía Gustavo le Bon:
"Las civilizaciones se forjan con ideas; pero todavía se defienden con cañones solamente".
Es noticia estos días que el comunismo coreano, el mismo que ahora gobierna en Andalucía, gasta un dineral en desarrollar un presunto programa espacial (lo mismo da que sea un proyecto de armas atómicas para el efecto), en tanto que su pueblo se muere, literalmente, de hambre y, además, arrastra a su país a un frontal enfrentamiento militar y social (con el apoyo del comunismo de China, este más evolucionado que el de Andalucía), algo parecido a la demencia iraní (con el apoyo del comunismo-capitalista ruso), con el mundo entero (o casi entero). Pues, miren ustedes, si quitamos lo de "comunistas", resulta que el comportamiento norcoreano se asemeja mucho a la pasión catalana.
Por otro lado en Argentina, un pendón mas peligroso que Pajín pilotando un 747, Cristina Fernández, naturalmente abogado, como no podía ser de otra manera, en la misma linea que Galtieri, anda dando por saco porque no sabe que hacer ni que decir en su país para distraer de los graves problemas que agarrotan a la nación suramericana. En realidad tiene a sus espaldas, esta pájara, un historial de montonera, es decir comunista activista radical, a pesar de que despues resolvió que era mejor apropiarse de las tierras de las personas desaparecidas durante las dictaduras militares para medrar y, junto a su inefable Nestor, desarrollar el programa peronista más radical. Es decir de "ideología" de izquierda revolucionaria en relacción con lo que allí llaman "la izquierda peronista", teniendo en cuenta que Perón desarrolló un partido político a imagen y semejanza de Mussolini, es decir fascista; la prueba es que, concluida la II Guerra Mundial, se dedicó a refugiar todos los nazis y fascistas europeos que desembarcaban en tierras argentinas. ¿Me siguen? Una comunista-activista-fascista, en resumen: populista. Pues esta elementa, forrada, por cierto, hasta las cachas, que se enriqueció a fuerza, como he comentado, de apropiarse de las tierras de los ciudadanos "desaparecidos" merced a la dictadura militar, en la misma línea, como ya he referido, que el asesino Galtieri, como se le escapa la situación vuelve al asunto de las Malvinas y a echarle mierda a España por los hombros, para buscar un enemigo fuera de sus fronteras a quien culpar de la debacle que los Kirchner no han sabido resolver. Fíjense el nivel intelectual de la "morritos" que trata de arengar al pueblo gaucho contra nuestro país editando una portada en la prensa adicta argentina (vamos, como aquí El País) que reza "Colón vive"; es decir ¿que está convencida de que Cristóbal Colón conquistó Argentina? vamos que confunde a Colón con Américo Vespucio, primero en poner un pie, con una expedición portuguesa, en Rio de la Plata. ¡Hombre! todavía si hubiera dicho Díaz de Solís. Cristina es una caradura, ignorante y descerebrada que lleva muy mal sus 59 años.
Un clásico cantar baturro dice así:
"No comas con tu parienta
juntico en el mismo plato,
que ellas cojen las tajadas
y a ti te dejan el caldo". (para los lectores argentinos, coger equivale en España a tomar, incautarse, atrapar, apropiarse, apandar... robar)
Que descansen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario