Continuando con nuestra Historia de España, sepan que Carlos I de España resultó ser, posiblemente, el último rey de talante "caballeresco" de nuestra história; un rey guerrero que acompañaba a sus tropas en los combates, y que estuvo, más a las batallas fuera de España, que al gobierno de la nación, principalmente contra Francisco I de Francia su mortal enemigo, a quien tuvo prisionero, tras vencerle y capturarle en la batalla de Pavía, en 1525. Cualquier otro rey le hubiera cortado la cabeza y ¡andando! Pero Carlos no. Carlos era un caballero al estilo de la "Tabla Redonda", de modo que, confiando en su palabra, de que se estaría quieto, y dejaría de malmeter, le liberó de su prisión en Madrid.
Naturalmente Francisco I no era un caballero, y donde dije digo, digo Diego, de modo que nada más cruzar los Pirineos, volvió a jeringar, y esta vez ayudado por el Papa Clemente VII. En vista de ello Carlos enfiló Roma, con las tropas mas temidas de la época, los Tercios de Flandes, y no quedó títere con cabeza; es más si el Papa no sale por pies le hubieran cortado también el cuello. Roma fué saqueada.
Dos guerras más tuvo con Francia, que acabaron en acuerdo mutuo, en 1544, más por agotamiento de ambos reyes que por otra cosa, y otra interminable guerra con los protestantes alemanes.
Cuando Carlos se iba de España a guerrear, o sea siempre, quedaba a cargo del gobierno su esposa y prima, Isabel de Portugal, con quien tuvo 5 hijos (Felipe, María, Fernando, Juana y Juan), a pesar de que no le veía el plumero por casa. Isabel fue una gran reina, en la sombra; murió en 1539.
A partir de entonces Carlos ya no fue el mismo. La muerte de Isabel y las guerras contra los protestantes agotaron a aquel guerrero, ya de por sí destrozado por la gota. En 1547 murieron sus dos principales enemigos, Francisco I y Enrique VIII. Decididamente, en 1555 hubo de firmar una paz "deshonrosa" con los príncipes luteranos, y se vio obligado a "escapar" por trochas, bosques y quebradas, cubiertos de nieve, en unas condiciones físicas deplorables, y escondiéndose para evitar ser apresado, y solo con una escolta de un puñado de hombres fieles hacia Bélgica.
Allí, en 1555 abdica de todos sus títulos, dejándole la corona del Imperio a su hermano Fernando. Aquel triste día, la sala del trono de Bruselas abarrotada de consejeros y cortesanos, el gran rey-emperador entró en el recinto arrastrando los pies y encorvado como un anciano, su mano derecha ayudada por un bastón y la izquierda apoyada en el hombro del príncipe Guillermo de Orange, a quien apreciaba casi como un hijo, y quien estaba convencido de que heredaría los Países Bajos. Pero allí mismo, junto al trono estaba su verdadero hijo Felipe, y sería él el receptor de todo el reino de Carlos I. Orange jamás lo perdonaría y declaró odio eterno a Felipe II.
Carlos, ya sin obligaciones de gobierno, volvió a España por mar y se recluyó en el monasterio de Yuste, dedicado a sus oraciones, sus relojes y la pesca, desde su ventana, en un estanque que construyeron al pie del monasterio y que iban llenando de carpas y otros peces. Pero en aquella agua estancada, también crecían las larvas de un mosquito que los biólogos conocen como Anopheles, que resulta ser el transmisor de un parásito llamado Plasmodium, que produce una enfermedad conocida como Malaria (en aquella época se creía quera el "mal aire" lo que producía la enfermedad) o también, Paludismo; y de esa enfermedad murió Carlos I de España y Carlos V de Alemania, aunque de cualquier forma le hubiera matado la gota, el 21 de Septiembre de 1558, no sin antes haber reconocido a uno de sus 5 hijos bastardos, don Juan de Austria, a la sazón, hermanastro de Felipe II.
"Decir política equivale a decir ciencia de lo mudable -afirmaba Cánovas del Castillo, con una benevolencia franciscana-, de lo relativo y contingente; ciencia sujeta a sus conclusiones prácticas al siglo, al pueblo, al momento en que su contingente arte se ha de aplicar".
Dejando a un lado el monumento a los "gay" que ha erigido, o mejor dicho plantado, porque se alza 4 dedos del suelo, el alcalde de Barcelona, (lo que les faltaba a los catalanes), que digo yo que a los que no somos maricones y además pagamos impuestos cuando nos van a monumentalizar o algo así; las majaderias de Bono; que los mamarrachos de la ceja y juglares trincones varios estan desaparecidos a la sombra de la progresía millonaria, el sectarismo y la de los F-18; que Carrillo no casca y Rubalcaba, el enfermito, tampoco; que los golfos siguen apareciendo en España como las setas de cardo en otoño (empezando por el alcalde de Getafe que ha demostrado no ser tonto de los cojones, sino un indeseable hampón) principalmente en Cataluña, Mallorca, reino de Valencia y Andalucía; que Obama es gilipollas; que Rajoy no quiere saber nada de esta guerra ni de las del Golfo, ni de las Púnicas; que Chaves (con s) el prevaricador da síntomas de deficiencia mental; que Llamazares no está de acuerdo con nada, para variar; que el parlamento no pinta nada para el PSOE cuando no le interesa, como ya adelantara Pablo Iglesias; que en Asturias Cascos y el PP se van a dar una bofetada de cuidado; que se sigue insistiendo en que la crisis económica europea está causada por las entidades crediticias, soberbia, aunque útil, estupidez; que a las/los feministas/os no les entra en la cabeza que lo de la "violencia de género" es una mamarrachada que no se resuelve con leyes, y mucho menos machistas, como es patente contabilizando los casos cada vez más frecuentes, de muertas/os; que a 110 por hora no se consume menos pero el estado gana más; que Obama es gilipollas (bueno ya lo dije antes, pero es que es muy gilipollas), que se mete en una guerra que afirma que va a acabar en tablas, porque dentro de unos días se va a retirar; que en el mundo hay muertos del agrado de los progres marxistas-capitalistas y otros que les inspiran omisión, en el mejor de los casos; Que Gómez también es gilipollas (quiere impones un impuesto a los bancos) y los que le voten otro tanto; que siguen empeñados en inculcar "la democracia" a los moros y árabes varios; que los dos sindicatos trincones (más trincones) continúan de teloneros por donde se dé un canapé; que los obispos catalanes son igual de indeseables que los vascos y algunos otros más; que los del Tribunal de Cuentas son igual de inútiles, garduños, depredadores e incompetentes que los de la Sociedad Pública de Alquiler; que Zapatero se tira por la borda pero siguen los remeros y que Obama no es tan gilipollas cuando ha dicho que no piensa aparecer por España cuando venga a Europa... es que hoy no se me ocurre nada que comentar. En fin, mañana hablaremos del asunto de Libia, que tiene mucha tela que cortar, y estoy dejando pasar tiempo a ver que pasa.
Y de momento me silencio, porque como decía Iriarte en una de sus fábulas:
"Quien se meta en contienda,
verbigracia de asunto literario,
a los años no atienda,
sino a la habilidad de su adversario".
Buenas noches.
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