El 30 de Julio de 1792, los soldados voluntarios que, procedentes de Marsella, llegan a la capital de Francia para consolidar el orden revolucionario, cantan una marcha que se hace inmediatamente popular. El pueblo de París la conoce ya como "La Marsellesa". El texto y la música de la obra fueron compuestos en Abril último por el oficial de ingenieros Joseph Rouget de Lisle, con el título de "Canción de Guerra" para el ejército del Rin. Rápidamente la canción se convierte en himno de todos los revolucionarios franceses. En 1795 sería declarada himno nacional de Francia y volvió a serlo desde 1879, trás la restauración borbónica.
Nos cuenta Cervantes que habiéndose apropiado Sancho Panza del gobierno de la insula llególe una mujer dando grandes voces de esta manera: "¡Justicia, señor gobernador, justicia!" y reclamando haber sido forzada por un hombre que se aprovechó de ella. Sancho, comprobando que portaba en el seno la mujer una bolsa de dinero díjole al hombre que se la arrebatara a todo trance aunque ella se opusiera. Aquel varón, el denunciado, siguiéndo los consejos del gobernador Panza intentó por todos los medios hacerse con la talega, aunque le fue imposible conseguir su propósito dada la enorme resistencia de la moza, ante lo que Sancho respondió: "hermana mía, si el mismo aliento y valor que habeis mostrado para defender esta bolsa mostrárades, y aún la mitad menos, para defender vuestro cuerpo, las fuerzas de Hércules no os hicieran fuerza".
Justicia, una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece (según el diccionario de la RAE). Y que amarga sabe la injusticia. Injusto ha sido que, según la prensa, un nigeriano haya sido apaleado en el aeropuerto de Barajas por las fuerzas del orden (diremos que presuntamente) antes de deportarle. Y he dicho que es injusto y no sorprendente porque si resulta que en el susodicho aeródromo te abren impunemente las maletas para robarte, es decir que la estructura socio-administrativa de Barajas (y me consta que de otros aeropuertos españoles) se encuentra ya a la altura de los de Venezuela, México o Colombia, por ejemplo, como vamos a extrañarnos que ocurran estas cosas.
Injusto, injusticia, el no deseo de aplicar la justicia, el de Rodolfo Ares, alter ego de Pachi López, que afirma, sin rubor, que ETA ha desaparecido y que no hay comandos activos. Mal está que esta chusma se adhiera al crimen vasco e incluso que protejan a Rubalcaba, último responsable del Faisán, pero no que nos tomen por gilipollas, más cuando están siendo localizados grupos armados hasta los dientes y zulos con todo tipo de municiones un día sí y otro no.
Y, por supuesto, es injusto lo que están haciéndo las empresas eléctricas con las facturas de la luz en total connivencia con el estado. Es un robo manifiesto y descarado, puesto que no solo es que te reclaman por factura lo que les sale de las narices, amenazando, si no pagas, con cortarte el suministro, algo que en la época de Franco estaba totalmente prohibido (a ninguna persona se le podía suspender la provisión de agua, o electricidad), ni que resulta que es legal que te cobren un consumo sin leer el contador, sino que si llamas por teléfono para reclamar, el "pasmao" del otro lado del hilo, te torea, te toma el pelo y te suelta una serie de argumentos que te dejan dubitativo sobre si el tío/tía que cogió la llamada es retrasado mental o te toma por imbécil a tí. La impunidad de esta acción y la indefensión de ciudadano ante el tal robo es lo que hace que resulte una injusticia tercermundista. Pero de esto no se habla, ni el defensor del pueblo o del consumidor o de lo que sea actua contra semejante abuso.
Y siguiendo a don Quijote en sus consejos a Sancho, previo a su toma de posesión del gobierno de la ínsula, leemos:
"Para ganar la voluntad del pueblo que gobiernas, entre otras, has de hacer dos cosas: la una, ser bien criado con todos... y la otra, procurar la abundancia de los mantenimientos; que no hay cosa que más fatigue el corazón de los pbres que la hambre y la carestía".
Que esta jornada les sea propicia.
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