domingo, 22 de marzo de 2020

Amigos lectores. Ya sé que hace mucho tiempo que no garabateo una letra en esta pantalla, pero les aseguro que estoy vivo aún, aunque algo más viejo, y hoy he querido aleccionar con mis consabidas historias a quien me lea, y principalmente a los votantes de partidos marxistas, para su reflexión, si ello fuera posible.
Veamos, ¿saben ustedes a que se llamó el Holodomor? ¿No? Pues bien, en el año 1932 el padrecito Stalin, padrecito, por cierto, de todos aquellos que en los países democráticos votan a partidos marxistas, asesinó a entre 5 o 7 millones de sus propios compatriotas por inanición.
Resulta que los habitantes de Ucrania, gente de carácter muy independiente, casi mediterránea, que vivían del cultivo de sus campos de trigo y de algún otro cereal, se manifestaron opuestos a la colectivización de sus posesiones decretada por el hombre de acero, lo que significaba que debían renunciar a la posesión de sus tierras y al beneficio que estas les producían en favor del estado, de la madre patria, en definitiva de la URSS, para transformarse en proletarios.
De modo que, tras haberse asegurado Stalin de que él y solo él gobernaba la nación, mediante el terror, en todos sus ámbitos, tanto públicos como, si los hubiera, privados, junto con sus dignatarios mas poderosos (a los que más tarde mandaría matar) hizo saber el alcance de su poder, saqueando todos los graneros de Ucrania llevándose todo el cereal hasta el último grano, así como el ganado y todo aquello que pudiera servir de alimento. A continuación cerró manu militari las fronteras de Ucrania por tierra y mar y dejó que sus habitantes se fueran muriendo de hambre. Pasaron los meses y las personas más débiles, ancianos y niños ucranianos morían de extenuación, de una insaciable hambre para acabar por servir a sus familiares de de alimento. La gente,  se comían sus cuerpos en un intento por alargar aquella agonía. De esta forma al año siguiente se hubo deshecho de entre 5 a 7 millones de personas como ya adelanté.
A día de hoy, aunque sigue habiendo muchísima gente que continua votando al marxismo como una solución política "más noble" y positiva, tal monstruosidad nos parece imposible. Pero a día de hoy nuestro presidente, tras no sé cuantas chapuzas electorales consecutivas, mintiendo a boca llena y, por fin, tras hacerse con el poder omnímodo previa declaración de un Estado de Alarma al paso de una epidemia, ya pandemia, de consecuencias incalculables, y así asegurarse de ser quien controla todos los ámbitos del estado, junto a todo su gabinete socialista-comunista, retiene todos los medios, todo el material diagnóstico y terapéutico imprescindible para la lucha contra esta nueva peste del siglo XXI, permitiendo que los ciudadanos, muy especialmente los ancianos y quienes padecen de otras patologías previas, vayan muriendo en progresión geométrica (las cifras que se ofrecen a diario de contagiados y fallecidos son totalmente falsas), en un estado de encierro y abandono totalmente  desinformado.
Se viene llamando a los sanitarios, a las fuerzas del orden y militares, héroes. Pues nada más incierto. Todos ellos se comportan como el espíritu de su profesión los obliga,  dirigidos por una ética profesional inmensa,  jugándose  la vida trabajando con los mismos medios como lo hacen en los hospitales del tercer mundo, los de África o Sudamérica que tanta lástima nos suelen dar cuando vemos sus denodados e inútiles esfuerzos, pero no descansaran hasta la muerte.
Y ¿cual es la ética o la moral, la decencia, honor, escrúpulo, conciencia o caridad de un político? ¿y la responsabilidad que les cabe a sus votantes? ¡Cero! La nada más absoluta.
Afortunadamente, a día de hoy, la buena gente, los empresarios e industriales, esos que los comunistas odian a muerte (si se repartieran armas los darían el paseillo) se han lanzado a fabricar y distribuir como pueden todos aquellos elementos imprescindibles para poder seguir adelante luchando y... muriendo.
Y mientras tanto nuestro gobierno marxista-estalinista dedicado a emitir peroratas y promesas, mintiendo y justificándose, a la vez que hacen todo lo posible por derrocar al Jefe del Estado, se siente atractivo ante los ciudadanos. A su vez los partidos de la "oposición", como los buitres en vuelo circular se mantiene esperando que estos canallas caigan por sí mismos para hacerse ellos con el botín sin mover un dedo, y a quien le toque morir, pues llegó su hora.
Ya saben que yo no soy creyente, pero que Dios nos asista y cuando todo acabe, que los españoles se dejen de caceroladas, manifestaciones callejeras y otras mariconadas y vayan a por estos despreciables y ruines charranes por lo  penal o lo civil, como decía Luis Aragonés.
Buenos días.

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