viernes, 20 de noviembre de 2015

Y en medio de tanto desequilibrio político en los "imperios" de occidente para no dejar de nadar mientras se guarda la ropa, para, como le decía Susanita a Mafalda, decir tu ¡que barbaridad! y a continuación seguir a tu rutina, para entretener al necio personal, ávido de "Gran Hermano", con las hábiles piruetas, contorsiones y cabriolas de los coros y danzas, la patética España de charanga y pandereta (aunque Machado erró en lo de "devota de Frascuelo y de María", pues no supo calcular que la progresía más rancia, nos acabaría negando incluso esas dos señas de identidad) no se cansa de darme motivos para acordarme de todos sus patrimoniales ancestros, y exhiben ante la perpleja galería toda suerte de estupideces, mamarrachadas y necedades que sacan del "manual del buen demócrata".
Entre tanto en esta nuestra España los comunistas, los de Podemos y ad lateres, los anarquistas, nihilistas y antisistema y socialistas de puño en alto, no sosiegan en su ansia por justificar su presencia en la política de una sociedad que no les corresponde, en un mundo que han infectado a golpe de griterío y banderola, como los godos en Italia, mientras los prebostes de una infecta "democracia" se preocupaban de emocionar al respetable con su cursi estado de derecho, su buen rollito y su alianza de civilizaciones (siempre que aceptemos como civilizados a los mahometanos). Porque si la historia no nos engaña, el marxismo o sea el comunismo ha sido la mayor lacra de todo el siglo XX. Stalin, el mayor asesino de la historia de la humanidad propagó la "peste roja" por todo el mundo, edificando núcleos de crimen, de asesinato, tortura y vulneración de todos los derechos de las personas, tal como todo el Pacto de Varsovia (muy especialmente Alemania Oriental) y la mayoría de republicas de la antigua URSS, China, la Camboya de los Jemeres Rojos, Cuba, Corea del Norte, Venezuela, la Rusia de Putin, Bielorrusia, Burma, Vietnam, etc., la mayoría de los cuales mantienen una actualidad criminal incuestionable. Mas ¿Cómo justificar la presencia de tanto asesino, de tanto forajido integrado en el tejido político y social de los países democráticos, en sus listas electorales, en sus parlamentos, sindicatos y organizaciones no gubernamentales, cuando el otro polo del espectro político malhechor, el fascismo, ha sido prácticamente aniquilado por las democracias occidentales.
En primer lugar el fascismo y el nacional socialismo son dos disciplinas nacionalistas que imponen el dominio de una raza suprema manu militari, es decir invadiendo naciones vecinas para esclavizar a todos aquellos que no han querido, o no han podido incorporarse a su dogma por pertenecer a una casta despreciable que debe ser eliminada. Pero el marxismo-comunismo, naturalmente, depura, purga a tantos como resulten sospechosos de oponerse a su método revolucionario, a la revolución, a la vez que destina comisionados, no ejércitos, a otros países pasa metastatizar en núcleos sociales creando células de proselitismo, consignas, alboroto y desorden entre el pueblo llano, para derribar violentamente el sistema político y social en la susodicha nación e incorporarla a su colección de tierras sovietizadas. Al fascismo y al nacismo se los vence con ejércitos, al comunismo no. Al rancio comunismo hay que contraatacarlo con argumentos y bienestar social capitalista, y aún así siempre se encontrará agazapado para saltar a la menor oportunidad o con el soporte, el patrocinio de algún subnormal tipo ZP.  
Por otro lado las conciencias conservadoras, curiosamente, se encuentran corrompidas de complejos atávicos lo que inmoviliza su acción política, algo muy notable en España, habiéndose desplazado la doctrina nazi hacia los nacionalismos más contumaces, como el catalán. El comunismo y el socialismo marxista, en naciones democráticas no entra en el juego limpio, aunque se aprovecha de él,  por el poder, lo asalta. Nunca han perdido sus señas de valerse del asesinato (recordemos las secuelas del 11-M en España), utilizar la revolución para sus propósitos (con todos los elementos tradicionales de violencia callejera y permisividad de la delincuencia común, el equivalente de abrir las cárceles de 1931), la abolición de las libertades personales que les obstaculicen, así como neutralizar, abolir, la religión católica (solo la católica), que consideran enemigo mortal para su doctrina y las seculares tradiciones que puedan estorbar a su proyecto de llegar a imponer un estado netamente marxista (por supuesto "laicista") por la vía que fuera menester, sin lugar a dudas violenta.
Naturalmente, como comenté antes, para justificar este atropello de provecho político, esta gentuza no tiene más remedio que enarbolar excusas y argumentos que sobrepasan lo estrafalario y ridículo, como estamos oyendo y leyendo recientemente a los líderes de Podemos, sin el más mínimo rebozo ni menoscabo de dignidad y vergüenza, términos que desconocen por resultar inútiles a sus fines.
Dos observaciones más: a aquellos políticos que más han colaborado (y siguen colaborando desde la sombra) en la implantación, en el infiltrado de esta suerte de doctrina revolucionaria marxista anticapitalista, anticristiana y anti todo lo que se relacione con las costumbres, el carácter y el estilo de la nación española (léase Rodríguez Zapatero y su corrillo de necios ineptos), precisamente desde la caída del franquismo, casualmente se les conoce una relación con la masonería. La pregunta es ¿Dónde se esconde la masonería tras Pablo Iglesias y todos los extravagantes fichajes que está llevando a cabo, muchos de ellos desecho de tienta del zapaterismo?.
Y, por otro lado, aunque la respuesta parece surgir sola: ¿Qué atracción mística empuja a los socialistas/comunistas a aliarse con el crimen siempre que tienen ocasión? No es baladí que muchas de las descabelladas manifestaciones y diligencias recientes para el consumo de perro-flautas y australopitécidos intelectuales tienen relación con el apoyo a los terroristas, ahora a los musulmanes y antes a cualquiera que se oponga al sistema establecido (ETA), a los ocupas, y delincuentes de variado pelaje, así como a personajes ineducados, violentos, prostibularios/as y de aspecto cuanto más cerdo mejor.
Puede ser que exista una franja social (no sé si los que quería eliminar Hitler o candidatos a las purgas de Stalin) que se exalte con esta chusma (yo como pintor sé que para conseguir la luz en un cuadro debe pintarse sombra al lado), pero sería muy doloroso que un porcentaje curioso del electorado español desviara sus preferencias hacia trapos tan sucios esperando el imposible maná socio-político que les prometieron, pero "hay gente pa tó".
 
PD.: Sr. Rajoy, a los que nos hemos jubilado hace más de un año ¿Cómo se nos va a resarcir de la deuda de paga extraordinaria, moscosos, canosos y, ante todo, del nivel 4 de la Carrera Profesional, que nunca he percibido, a pesar de corresponderme desde su instauración, si no me equivoco, desde 2009... una pasta. Conste que si me responde el presidente me da un patatús.  

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